La implicación de la comunidad que nos cuenta Wilmer me parece una forma súper interesante para reforzar los procesos de la ESS y puede ser una fórmula para debilitar esas dinámicas provenientes de las lógicas capitalistas que nos atraviesan, que comenta José Luis en el otro hilo. Me parece todo un reto en el contexto en el que nos movemos nosotras ese arraigo territorial, pues tengo la sensación de que somos como una especie de isla (o más bien, un conjunto de islas) que no conseguimos imprengar (al menos, del todo) el entorno que nos rodea.
Esto me lleva a otro reto, que es el riesgo que la ESS sea leído socialmente como una especie de nicho para una serie de personas (con la etiqueta que se quiera poner: militante, comprometida, crítica, anticapitalista, "hippie"...) pero no como una alternativa real. Es decir, que se entienda como una especie de juguete para algunas personas, sin llegar a ser capaces de que el entorno y quienes lo habitan sean capaces de ver un impacto real en sus formas de vida como fórmula alternativa a los mercados capitalistas.
Y esto también me lleva a ciertas lógicas excluyentes que pueden impregnar los espacios de la ESS (hablo al menos del contexto vasco en el que nos movemos desde nuestra entidad). Al final, si miramos hacia los perfiles de la gente que conforman la ESS mayormente es blanco y de cierto capital cultural, lo que nos abre la oportunidad de pensar en fórmulas para que la ESS sea diversa e inclusiva realmente.